domingo, 24 de agosto de 2014

Mirador


Me golpearon la ventana
que ehtá a cuatro metroh del suelo.
Ycuandocorrílajcortinas
Sabía
bien adentro
que no había nada.

Que no iba a ver nada sabía,
a menos, claro, que lo viera.
Que le clavara los ojos,
me sumergiera en la brea.
Que lo hiciera.
Que mirara.

Ehtaba la noche afuera
ehperando a ser mirada.
Ehtaba el mundo en la calma que le regala la noche,
cuando nadie pasa sin verlo.
Y unos pocos murciélagos
sin robarle la negrura lo miramos igual.

Yo miré por la ventana
ehperando no ver nada.
Supe que golpeó el viento,
viento que afuera no ehtaba.
El viento no ehtabafuera,
estaba entre yo y la ventana, de mi oreja a la ventana.

Noubo viento más allá
que lo que pude escuchar.
Golpeteo de ventana, cortina azul, antípoda.
No abarco otra cosa, oteo igual.
Corro cortina, la noche presupuesta.
Pero nada. Nada nada. Hasta el lance.

Estiro los ojos más allá.
A travéh del vidrio.
El viento no lo veo pero ehtá,
la noche quiere cuerpo, la hago mía.
La creo, le creo.
Me lanzo, se despierta.

Ay de mí, que no miraba.
La cortina me decapitaba el mundo.
Ahora la noche
dehpierta, desea.
También quiere ser mirada.
Como yo.

Yo soy mirada.
Y en la ventana
recién ahora me noto.
Mezclado en la negrura
O ennegreciendo la mezcla, ya no sé.
¿Cuál de los dos es la noche?

El reflejo da lo mismo
de qué lado ehté.
Lo importante ej cómo amasa
la masa negra. Cómo sopla el viento con la oreja.
El reflejo me mira dehde la noche que yo mismo he creado.
Dehde la noche que ehmirada.

Ya no sé si estoy afuera.
Ya no sé si estoy adentro.
Solo sé que lo que sé
Bien sabido
Ya no lo sé bien adentro
Sino lo sé bien afuera.